jueves, 30 de agosto de 2007

Siempre me pasa lo mismo, cuando más me pasan cosas menos escribo. Aún cuando no hay ningun acontecimiento típico desde que el Infame se fue no he podido escribir, hablar o siquiera contarle a alguien como me siento. Suele sucederme, cuando más me pasa más me encierro.

lunes, 6 de agosto de 2007

Cariño Malo

He escrito del Infame este último tiempo y harto. Irónico es cuando se da cuenta el fiel lector que este blog fue creado para relatar mi vida post-Infame. Volvió a aparecer una y otra vez y mi vida se convirtió en un constante post-Infame y aún cuando ahora ilusamente vuelvo a creer que todo acabó, sería muy patudo de mi parte volver a asegurarlo cuando en todo este tiempo no he logrado acertar ni una sola vez al punto de parecer político prometiendo "soluciones reales a los reales problemas de la gente", cito a Lavín, nada personal. No es a modo de explicación ni menos a justificación, pero cada uno tiene su propia percepción del amor, acepto la mía puede estar un poco desviada de los cánones sociales pero es lo que me ha tocado vivir y es lo único que conozco. Hace unas semanas recaí ocn el Infame y tuve las respuestas de lo que siempre quise preguntar, nada que no haya sabido antes pero es bastante diferente cuando salen de la boca del susodicho. Aparte de darle la última estocada a mi ya apabullado corazón, pasé días pensando en que si todo lo que sentí fue realmente amor (súmese una larga cháchara con las amigas respecto al tema). Llegué a lo siguiente: Pasar por todo lo que pasé; ser basureada (y cuando digo basureada entiéndase de la peor forma) por el objeto de mi afecto, denigrada como persona llegando a creer que es lo que merecía, mantener la esperanza de que cada vez sería un poco mejor con resultados totalmente contrarios y aún asi mantenerme firme, perder mi tiempo, exponerme a situaciones humillantes (meanning: encontrarse con él y la polola, a menos de 24 horas de estar conmigo, y mantener una dulce conversación) y peor aún, esperar nada a cambio y aún así no odiarlo y lograr perdonar... eso es un acto de amor. Sí, de amor. Pero del malo. De ese en que uno quiere al otro más que a uno mismo.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Mentes Peligrosas II

Estoy en la misma situación que el verano recién pasado. Esta vez lo que me tormenta no es un examen de grado, me tormenta una tesis. No voy a dar la lata con el tema que elegí o cuánto tiempo tengo para hacerla, basta con decir que me queda poco y no logro encontrar un ápice de inspiración. Para variar tengo tiempo y ganas para pensar en otras cosas que no son definitorias para mi carrera académica o , mejor dicho, profesional. Esperemos que en lo que he ocupado mi cabeza sirva para algo. So, leyendo el último post de una querida amiga que trata de lo peligrosa que es la mente femenina y lo dañina que puede llegar a ser y siendo testigo presencial de la debacle emocional de una otra querida amiga a causa de su cabeza loca, he llegado a la conclusión de que la mayoría de los problemas no existen más que en nuestra cabeza. Ok, descubrí América por teléfono, nada nuevo. Lo nuevo es asumir que existe esa posibilidad, que no todo lo que creemos que pasa por la mente de el susodicho de turno es la verdad absoluta del asunto. Tratar de ponernos en su lugar y adelantarnos a lo que suponemos sucederá (suponer: palabra que se torna casi en un arma blanca emocional) es lo que nos hace tomar decisiones erradas y cegarnos en que lo que creemos son hechos y verdades empíricas. A veces lo que pensamos o creemos realmente es lo que sucede o lo que premeditamos resulta ser cierto, no lo negaré. Pero el tiempo en que podemos disfrutar de las situaciones que preceden el hecho que nos destrozará, por estar pensando en que pasará, nos quita todo el placer de aquellas situaciones que deberíamos, en efecto, estar disfrutando; un beso bien dado sin pensar que él esta pensando que soy fácil, una llamada por teléfono impulsiva sin creer que el va a pensar que soy una psicótica que lo acosa o simplemente un polvo bien dado. Al final, cuando se mira hacia atrás, todo pudo ser mejor si nuestra cabeza loca no hubiese interferido. Dejése claro que no estoy invitando a dejar de pensar, sería renegar de nuestra naturaleza, pero invito a disfrutar de aquellos momentos que nos hacen personas más felices aunque sea por un rato, invito a dejar la metralleta y el traje tripleverde y vivir más, invito a protejerse menos, porque no hay como arrepentise de lo hecho que de lo que no se hizo, dejar la culpa y almacenar buenos momentos, aún cuando vayan acompañados de un descenlace que nos deje una cicatriz. Esto no lo digo por tener exceso de tiempo libre, lo digo con conocimiento de causa. Con el Infame pasé cuatro años de mi vida pasándolo mal y todo lo malo que pensé pasaría, pasó. Pero no por eso me tuve que privar y no disfrutar de lo bueno, no me quedó ni lo comido ni lo bailado, eso no me puede volver a pasar ni a mí ni a nadie, he dicho.