He escrito del Infame este último tiempo y harto. Irónico es cuando se da cuenta el fiel lector que este blog fue creado para relatar mi vida post-Infame. Volvió a aparecer una y otra vez y mi vida se convirtió en un constante post-Infame y aún cuando ahora ilusamente vuelvo a creer que todo acabó, sería muy patudo de mi parte volver a asegurarlo cuando en todo este tiempo no he logrado acertar ni una sola vez al punto de parecer político prometiendo "soluciones reales a los reales problemas de la gente", cito a Lavín, nada personal. No es a modo de explicación ni menos a justificación, pero cada uno tiene su propia percepción del amor, acepto la mía puede estar un poco desviada de los cánones sociales pero es lo que me ha tocado vivir y es lo único que conozco. Hace unas semanas recaí ocn el Infame y tuve las respuestas de lo que siempre quise preguntar, nada que no haya sabido antes pero es bastante diferente cuando salen de la boca del susodicho. Aparte de darle la última estocada a mi ya apabullado corazón, pasé días pensando en que si todo lo que sentí fue realmente amor (súmese una larga cháchara con las amigas respecto al tema). Llegué a lo siguiente: Pasar por todo lo que pasé; ser basureada (y cuando digo basureada entiéndase de la peor forma) por el objeto de mi afecto, denigrada como persona llegando a creer que es lo que merecía, mantener la esperanza de que cada vez sería un poco mejor con resultados totalmente contrarios y aún asi mantenerme firme, perder mi tiempo, exponerme a situaciones humillantes (meanning: encontrarse con él y la polola, a menos de 24 horas de estar conmigo, y mantener una dulce conversación) y peor aún, esperar nada a cambio y aún así no odiarlo y lograr perdonar... eso es un acto de amor. Sí, de amor. Pero del malo. De ese en que uno quiere al otro más que a uno mismo.
lunes, 6 de agosto de 2007
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