No sé nada o lo sé todo. Me gusta pero no tanto, no sé si me gusta él y o lo que él hace conmigo, me gusta haberle puesto una canción cuando entra a msn y escucharla... pero así soy yo, ésta es mi nueva novela y es mi entretención, me gusta, me gustaría querer jugármela pero querer, en mí, no sigifica nada y entre broma y broma he llegado a pensar que tengo de verdad el corazón de piedra. Quiero que me quieran pero no me dejo querer y no le voy a echar la culpa al Infame... esto es de mucho antes.
Recuerdo como si fuera ayer el día en que me mandé el primer autosabotaje de relación por no poder manejarlo y sentirme sobrepasada. Fue con el Arquitectucho, estaba tan desesperada que le dije que no sabía si lo quería y me pateó... Hello!!! llevábamos muy poco se suponia que andaba todo bien y yo de un día para otro me mando el pastelito además la cobardía misma porque preferí ser pateada que tomar la responsabilidad de hacerlo sufrir. Aunque quería estar pololeando con él, y mucho, el terminar fue como sacarme una mochila de encima y aún cuando me daba una pena enorme hacerlo la sensación de alivio ganó. Desde ese día prometí no volver a pololear por pololear, es decir pololear siempre y cuando me guste mucho y esté segura de que no me voy a asustar, voy a poder manejar cualquier situación, no voy a empezar a ver problemas donde no los hay ni excusas baratas para terminar (dícese de: "es que no me pagó la cuenta", "no hace lo que dice que va a hacer", "es muy peludo", "es muy guatón")... desde ese tiempo ya han pasado seis años y no es que el hombre ideal no haya aparecido es que no logro dejar de ser la Ice Queen que soy.
Recuerdo como si fuera ayer el día en que me mandé el primer autosabotaje de relación por no poder manejarlo y sentirme sobrepasada. Fue con el Arquitectucho, estaba tan desesperada que le dije que no sabía si lo quería y me pateó... Hello!!! llevábamos muy poco se suponia que andaba todo bien y yo de un día para otro me mando el pastelito además la cobardía misma porque preferí ser pateada que tomar la responsabilidad de hacerlo sufrir. Aunque quería estar pololeando con él, y mucho, el terminar fue como sacarme una mochila de encima y aún cuando me daba una pena enorme hacerlo la sensación de alivio ganó. Desde ese día prometí no volver a pololear por pololear, es decir pololear siempre y cuando me guste mucho y esté segura de que no me voy a asustar, voy a poder manejar cualquier situación, no voy a empezar a ver problemas donde no los hay ni excusas baratas para terminar (dícese de: "es que no me pagó la cuenta", "no hace lo que dice que va a hacer", "es muy peludo", "es muy guatón")... desde ese tiempo ya han pasado seis años y no es que el hombre ideal no haya aparecido es que no logro dejar de ser la Ice Queen que soy.
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