Estoy en la misma situación que el verano recién pasado. Esta vez lo que me tormenta no es un examen de grado, me tormenta una tesis. No voy a dar la lata con el tema que elegí o cuánto tiempo tengo para hacerla, basta con decir que me queda poco y no logro encontrar un ápice de inspiración. Para variar tengo tiempo y ganas para pensar en otras cosas que no son definitorias para mi carrera académica o , mejor dicho, profesional. Esperemos que en lo que he ocupado mi cabeza sirva para algo. So, leyendo el último post de una querida amiga que trata de lo peligrosa que es la mente femenina y lo dañina que puede llegar a ser y siendo testigo presencial de la debacle emocional de una otra querida amiga a causa de su cabeza loca, he llegado a la conclusión de que la mayoría de los problemas no existen más que en nuestra cabeza. Ok, descubrí América por teléfono, nada nuevo. Lo nuevo es asumir que existe esa posibilidad, que no todo lo que creemos que pasa por la mente de el susodicho de turno es la verdad absoluta del asunto. Tratar de ponernos en su lugar y adelantarnos a lo que suponemos sucederá (suponer: palabra que se torna casi en un arma blanca emocional) es lo que nos hace tomar decisiones erradas y cegarnos en que lo que creemos son hechos y verdades empíricas. A veces lo que pensamos o creemos realmente es lo que sucede o lo que premeditamos resulta ser cierto, no lo negaré. Pero el tiempo en que podemos disfrutar de las situaciones que preceden el hecho que nos destrozará, por estar pensando en que pasará, nos quita todo el placer de aquellas situaciones que deberíamos, en efecto, estar disfrutando; un beso bien dado sin pensar que él esta pensando que soy fácil, una llamada por teléfono impulsiva sin creer que el va a pensar que soy una psicótica que lo acosa o simplemente un polvo bien dado. Al final, cuando se mira hacia atrás, todo pudo ser mejor si nuestra cabeza loca no hubiese interferido. Dejése claro que no estoy invitando a dejar de pensar, sería renegar de nuestra naturaleza, pero invito a disfrutar de aquellos momentos que nos hacen personas más felices aunque sea por un rato, invito a dejar la metralleta y el traje tripleverde y vivir más, invito a protejerse menos, porque no hay como arrepentise de lo hecho que de lo que no se hizo, dejar la culpa y almacenar buenos momentos, aún cuando vayan acompañados de un descenlace que nos deje una cicatriz. Esto no lo digo por tener exceso de tiempo libre, lo digo con conocimiento de causa. Con el Infame pasé cuatro años de mi vida pasándolo mal y todo lo malo que pensé pasaría, pasó. Pero no por eso me tuve que privar y no disfrutar de lo bueno, no me quedó ni lo comido ni lo bailado, eso no me puede volver a pasar ni a mí ni a nadie, he dicho.
miércoles, 1 de agosto de 2007
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4 comentarios:
la peor arma por excelencia es nuestra mente...la cago. Es increible la dimension de las historias e imaginacion que puede llegar a tener. Hay que aprennder a dominarla..de lo contrario
bah, no se q pasoo. Lo mas triste de todo es q la mente masculina solo imagina 1/100, de lo q pasa por nuestras mentes.
jajaja, ke palabras mas utopicas. No estaremos siendo muy patuas con respecto al tema?? Jaja. No entrare en detalles. La wea es ke todas caemos en lo mismo siempre ke hay sentimientos de por medio. Comerse a un wn es una cosa, ke te guste es otra y ahi es donde la mente empieza a jugar chueco... creo yo.
puta que entretiene la wueaita de todas maneras...
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